La Sociedad de Lóndres para la Promoción del Cristianismo entre los judíos.

Esta selección fue tomada de las paginas 146-148 de la edición Weatherhill "Mandarins, Jews and Missionaries" del historiador Michael Pollaks

Fundada en 1809 en el resplandor del fervor neo-puritano evangélico barriendo los estratos altos y medios de la sociedad inglesa, y enumerando en medio de sus patrones a algunas de las figuras mas influyentes en los círculos gubernamentales y del clero británico, la London Society for the Promotion of Christianity among the Jews pronto llego a ser tomada en consideración por los objetos de su atención con emociones extendiendo la gama desde tolerante entretenimiento hasta una furia apopléjica...

Los misioneros de la London Society canalizaron sus energías al proselitismo de judíos de todas clases, pero inicialmente se concentraron en los habitantes golpeados por la pobreza en el área de Londres. Ellos alimentaron y vistieron a aquellos judíos sin un centavo que escucharían sus predicas, y además proporcionaron adiestramiento y empleo a algunos en una fábrica textil y una planta de impresión establecida con ese propósito. Para la mayor parte como muchos ingleses, ambos cristianos y judíos, se apresuraron en apuntar que, los pocos conversos seducidos por los "arrancadores de almas" vinieron de la ignorancia, la indigencia y la innobleza, una burla no distinta del "arroz cristiano" pescante al cual después fueron a acostumbrarse misioneros trabajando en otras partes del mundo.

Las criticas cristianas a la London Society - que no fueron pocas - argumentaron que esa vez, dinero, y energía siendo utilizados en convertir un judío aquí y un judío allá podrían más beneficiosamente haber sido consagrados a traer algunas de las propias ovejas perdidas del Protestantismo de regreso al rebaño. Muchas de esas criticas consideraron a los miembros en la London Society como evidencia prima facie de excentricidad, o aún peor. De esta forma, en una audiencia de sanidad precedida en 1863 por Anthony Ashley Cooper, séptimo Conde de Shaftesbury, la pregunta fue planteada: "¿Esta usted consciente, mi Lord, que ella [la mujer cuya sanidad esta siendo discutida] subscribe a la Sociedad para la Conversión de los judíos?" Esa era una pregunta que devió; mejor ser dejada sin preguntar. "En efecto", respondió bruscamente Lord Shaftesbury, "¿Esta usted consciente que yo soy el presidente de esa Sociedad?".

En suma, los miembros de la London Society tendían a considerar a todos los judíos creyentes como descaminados al revés, y seres obstinados - como niños problema, casi - quienes, si eran tratados firme, pero humanamente, podrían, con suerte, comprender que sería en su beneficio rescindir de sus estrepitosamente pecaminosos y revoltosos caminos y alcanzar la salvación a través del cristianismo anglicano. Los más compasivos de los agentes de la London Society, cuando se guarnecieron en Europa Central y del Este, y los fuertes musulmanes de Africa del Norte y el Levante, hicieron lo que pudieron para minimizar el abuso físico al que los judíos de estas regiones estaban crónicamente sujetos. En casa, en Inglaterra, sin embargo, los líderes de la London Society se mantuvieron energicamente opuestos a la extensión de igualdad civil y política a aquellos de sus compatriotas que no ocurrían en ser cristianos.

Totalmente convencidos de lo justo de su causa, los misioneros de la London Society miraban por sobre las angustias que ocasionalmente inflígian sobre los judíos como lamentables pero inevitables. Una historia autorizada de la London Society, publicada en 1866, para dar un ejemplo, registra que en 1810 la misión de Londres recogió a un chico de quince años de edad, le proporcionó alimento y ropa, y persuadió a desertar del Judaísmo y aceptar el bautismo en la fe Anglicana. Cuando su padre y su madre descubrieron donde estaba y suplicaron que se les permitiera verle, los directores de la misión se negaron a la solicitud sin rodeos, temiendo que el adolescente pudiera ser inducido a retractarse y volver al Judaísmo. La Comunidad Judía apeló al Estrado del Rey por el retorno del joven a sus padres. La corte, reportó el historiador de la London Society con evidente satisfacción, rechazó la petición judía después de escuchar a la defensa en la contienda que desde que el mismo Judaísmo considera a los trece, la edad del bar-mitzva, como el fin de la niñez y el comienzo de la madurez, los padres ya no podrían ser considerados guardianes legales de su hijo.

Nota: Vea el patrón aquí de recoger y preferir del Judaísmo lo que sea más conveniente, aun si esto va tan lejos como contradecir normas de comportamiento comúnmente aceptadas - la misma Ley Inglesa, en este caso.

En esta instancia, y en innumerables otras, la London Society procedió de la premisa que porque sus objetivos era innegablemente nobles, y evidentemente en los mejores intereses de los judíos, sus agentes tenían el derecho de suponer que cuando venía de convertir a los judíos los fines automáticamente justificaban los medios.

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